Cuando todo puede ir mal va mal, o quizá no…
(el enunciado con el que todo gallego sueña, porque dicen que no sabemos
si subimos o bajamos)
¿Por qué se complican las cosas en el perioperatorio?
Cuando un paciente se somete a
un procedimiento quirúrgico espera la solución de su problema de salud, de
forma eficaz, en un tiempo razonable, sin merma de su expectativa vital y retomando
una adecuada calidad de vida.
Sin embargo, no siempre los
procedimentos quirúrgicos y su perioperatorio transcurren de forma
satisfactoria. Hasta un 10% de los pacientes ingresados en un hospital
presentan algún efecto adverso, un 25% de los cuales se relaciona con
procedimientos invasivos ó quirúrgicos.
Durante mi presentación trataré de enfatizar brevemente
las repercusiones que tienen las complicaciones perioperatorias, no solo para
el paciente, sino para el sistema sanitario en general y, dado que muchas de
estas complicaciones son previsibles y/o evitables centraré mis esfuerzos en
concretar aquellos aspectos en los que nuestra actuación puede tener más
incidencia sobre el desarrollo y prevención de esas complicaciones. Además trataré de que queden 7 a 10 minutitos para dialogar,
porque creo que es lo más enriquecedor.
Khuri SF et al. Ann Surg
2005; 242: 326-41
El núcleo de la presentación se
centrará en el esquema clásico propuesto por Donabedian en el que un sistema como
el nuestro se divide en estructura,
proceso y resultado. Hasta ahora esto
parece un rollazo, pero os invito a no desanimaros. A partir de ese
esquema, y de la forma más práctica posible (incluyendo ejemplos no solo de la
literatura, sino otros más cercanos, de la experiencia de nuestro centro), trataré
de desgranar 5 aspectos que considero básicos en la aparición/prevención de las
complicaciones. Creo que ignorar estos factores es garantía de fracaso, pero
tenerlos en cuenta nos ayudará a reducir la presencia y consecuencias de estas
temidas complicaciones:
1.
Identificar anticipadamente aquellos pacientes
y/o factores que se asocian más frecuentemente o que tienen mayor riesgo para
el desarrollo de complicaciones. Aproximadamente un 12% de pacientes quirúrgicos
(considerados de alto riesgo) suponen el 85 % de la mortalidad perioperatoria. La mala noticia es que establecer cuáles son
estos pacientes no es tarea fácil.
2.
Proporcionar una atención perioperatoria con altos estándares de seguridad y calidad. Optimizar a los pacientes y aplicar medidas de acuerdo a
la evidencia disponible, han
mostrado una contribución notable a la reducción de las complicaciones. En este
contexto, las habilidades no técnicas, especialmente la comunicación entre los profesionales implicados en el cuidado del
paciente resulta clave para reducir las complicaciones. Hablemos más y mejor con los cirujanos y la enfermería (¡ah! y con el
paciente claro)
3.
Controlar en la medida de lo posible circunstancias casuales (a
veces ocurren cosas imprevisibles, ya lo veréis)
4. Hacer un uso racional y coordinado de las estructuras en las que se enmarca
el proceso. La intensidad de los cuidados perioperatorios debería
estratificarse en función del riesgo, la probabilidad de complicaciones y la gravedad
del paciente. Esta estratificación tiene relevancia a la hora de disponer de un
bien escaso como son las camas de cuidados críticos, cuya gestión es también
muy importante para reducir la presencia de complicaciones y sus consecuencias.
Veremos la repercusión que sobre la morbilidad y mortalidad perioperatoria
puede tener la adecuada o inadecuada gestión de este recurso. Con un poco de organización, todo mejora.
5. En caso de aparición de complicaciones, el
objetivo es el de tratar de minimizar su
repercusión. Aún realizando de forma idónea todo el proceso del cuidado
perioperatorio, pueden aparecer complicaciones postoperatorias. En ese punto,
una detección y abordaje precoz de las mismas puede marcar la diferencia entre
un buen y un mal resultado para el paciente. Cuando algo se complica, aún hay esperanzas.
Khuri SF et al. Ann Surg 2005; 242:326–341
Finalmente, y para
retroalimentar este sistema y a los que participamos en él, trataré de
convenceros de que debemos de dotarnos de la capacidad de medir un grupo de indicadores para evaluar continuamente
nuestro funcionamiento en cuanto a la presencia de complicaciones
perioperatorias y establecer medidas correctoras en caso de desviaciones
importantes de estos indicadores. Los indicadores también pueden ser de
estructura, de proceso y de resultados, y son habitualmente los de resultados
los que llaman más nuestra atención. Sin embargo la clave es encontrar
indicadores adecuados de cómo se está llevando a cabo el proceso, pues es éste el que determina en mayor medida el éxito (en
forma de recuperación adecuada y sin complicaciones del paciente) o el fracaso
(en forma de tratamientos ineficaces o aumento de la morbi-mortalidad) de
nuestros cuidados.
Espero que sobreviváis a la paliza. Desconozco el resultado final,
pero si os puedo prometer esforzarme al máximo para conseguir transmitiros lo
poco que he aprendido de este tema. Muchas gracias de antemano.
Entrada realizada por: Pablo Rama
Maceiras
Complejo
Hospitalario Universitario de A Coruña
(Antes nos llamaban Hospital Juan
Canalejo; seguro que así os suena más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario