CMP 2014

CMP 2014

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Proyecto para la prevención de bacteriemias relacionadas con catéteres

Uno de los principales problemas de seguridad de los centros sanitarios son las infecciones nosocomiales, aquellas contraídas en el hospital y que no son consecuencia directa de la enfermedad de origen que tiene el paciente.

Las infecciones asociadas a catéteres constituyen la principal causa de bacteriemia nosocomial y están relacionadas con una alta morbi-mortalidad. Las bacteriemias asociadas a catéter venoso central (CVC) incrementan la mortalidad en un 25% y la estancia hospitalaria en un promedio de 7 días

Bacteriemia relacionada con catéter (BRC): fiebre, escalofríos y/o hipotensión en un paciente con catéter y al menos un hemocultivo positivo, sin otro  posible foco de infección
El microorganismo aislado en los hemocultivos es el mismo que el encontrado en la punta del catéter, en la conexión o en el líquido de infusión.
El hemocultivo positivo no se relaciona con ningún foco infeccioso y la clínica desaparece tras la retirada del catéter vascular.

Un hemocultivo positivo extraído del CVC puede deberse únicamente a colonización del catéter y es necesaria una interpretación clínica para determinar si existe infección. Existe una buena correlación si la clínica desaparece a las 24-48 horas tras la retirada del catéter.
La probabilidad de bacteriemia asociada a catéter es mayor si:
   - Clínica grave: sepsis o shock séptico
   - No evidencia de otro foco
   - Signos de probabilidad de asociación al catéter: Hipotensión al infundir por el catéter, signos de infección en el punto de inserción: pus, eritema o induración

Antecedentes

En 2007, el Ministerio de Sanidad y Consumo de España, con el liderazgo de la SEMICYUC y asesorados por el grupo de Quality and Safety Research Group de la Universidad Johns Hopkins, puso en marcha el proyecto Bacteriemia Zero de Prevención de Bacteriemias relacionadas con catéteres venosos centrales en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) españolas.


Proyecto de prevención de BRC

Objetivo
Unificar criterios para la correcta inserción, mantenimiento y retirada del catéter venoso central en el paciente adulto, para prevenir las posibles complicaciones asociadas y mejorar la seguridad del paciente portador de CVC.

Metodología
El proceso se inicia mediante interconsulta, que incluye la indicación del CVC, el recuento de plaquetas y coagulación en analítica reciente, así como la última administración de heparina u otros fármacos que alteren la coagulación.
Durante la inserción se cumplimenta un check-list específico, donde se relaciona el servicio, la localización del CVC y el cumplimiento del protocolo. Posteriormente, se realiza seguimiento diario del paciente hasta su retirada, recogiendo datos sobre factores de riesgo, complicaciones, infecciones y tratamientos.

Estructuramos el proyecto en 4 etapas:

1. Sensibilización de todo el personal implicado mediante sesiones clínicas y formativas

2. Revisión del protocolo de inserción y mantenimiento del CVC:
Se constituyó un grupo multidisciplinar para la revisión del protocolo: médicos y enfermeros de los servicios de Anestesia y Reanimación y de Medicina Preventiva.

3. Selección de un paquete de medidas de prevención de BRC:
   - acceso de elección en subclavia
   - higiene de manos con solución antiséptica de base alcohólica
   - elementos de máxima barrera para la inserción
   - apósitos estériles con clorhexidina
   - tapones antisépticos para los conectores
   - cobertura estéril para sonda-cable del ecógrafo
   - evaluación diaria de la necesidad de mantener CVC.
   - checklist en el momento de insertar el catéter




4. Evaluación trimestral de su efectividad:

La información necesaria para identificar una infección se debe recoger de la observación directa del paciente, de la revisión de su historia clínica (haciendo especial hincapié en los datos clínicos, resultados analíticos y exploraciones complementarias), las notas de enfermería, el informe quirúrgico, los resultados de los cultivos realizados y, si es preciso, la consulta a su médico y/o enfermera responsables.

El médico responsable, tras validar los datos, será el encargado de elaborar de forma periódica los informes con los resultados, así como analizar las posibles medidas de mejora a adoptar, y difundirlos a todos los implicados.

Los indicadores utilizados para la evaluación del proyecto serán: 
   - incidencia acumulada y densidad de incidencia de BRC, 
   - porcentajes de check-list cumplimentado, de seguimientos completos, de adecuación a protocolo y de las causas de la inadecuación.


Los proyectos para la prevención de la BRC contribuyen a la reducción de la variabilidad clínica y a la seguridad del paciente.



Ana Hernández Aceituno
Servicio de Medicina Preventiva


miércoles, 25 de octubre de 2017

Manejo perioperatorio de la cirugía del Parkinson


La progresión de la enfermedad de Parkinson y el uso de fármacos dopaminérgicos se relaciona con la aparición a largo plazo de complicaciones motoras (fluctuaciones motoras y discinéticas) que en ocasiones resultan de difícil control. En estos pacientes las alternativas serán la cirugía (Estimulación cerebral profunda del núcleo subtalámico) y los tratamientos mediante infusión continua mediante bomba.

Estas decisiones son un proceso complejo que se realiza por un equipo multidisciplinar usando escalas estandarizadas para evaluar la severidad y la respuesta al tratamiento de cada paciente. El objetivo de la cirugía es aumentar la calidad de vida de paciente. Fundamentalmente se siguen los criterios definidos por el  CAPSIT.

En general los criterios de selección para cirugía son:
- Enfermedad resistente al tratamiento  médico o con efectos graves derivados de él
- Edad menos de 80 años, con comorbilidades controladas
- Enfermedad de al menos 5 años de evolución

Contraindicaciones:
- Comorbilidad medica severa
- Deterioro cognitivo moderado o severo. Demencia
- Depresión severa
- Alteraciones severas de comportamiento
- Doble incontinencia
- Anormalidades estructurales en la prueba de imagen
- Posibilidad de controlar enfermedad médicamente, buena respuesta a levodopa

Manejo perioperatoria de la cirugía de estimulación cerebral profunda (ECP)

Preoperatorio
Desde el punto de vista anestésico, aparte de la preanestesia rutinaria, estos pacientes requieren consideraciones adicionales ya que suelen presentar comorbilidades asociadas a la patología por la que la ECP es indicada.

1.- Consideraciones propias de la enfermedad de Parkinson

2.- Distonía
- Inestabilidad hemodinámica
- Distonía laríngea- laringoespasmo
- Disfonía espasmódica
- Déficit nutricional

3.- Temblores esenciales:
- Bradicardia y alteraciones del ritmo por el tratamiento con betabloqueantes

4.- Epilepsia:
- Convulsiones
- Alteraciones entre fármacos.

Para los pacientes cuya cirugía será realizada despiertos es muy importante una buena valoración de la vía aérea y tener alternativas por si una emergencia sucediera. El marco de estereotaxia y la posición fija en la que quedará el paciente dificulta en extremo el acceso a la vía aérea.
Además se deben buscar antecedentes de apnea de sueño, alteraciones psiquiátricas, dolor crónico… para manejarlos correctamente.

El control preoperatorio de la TA es fundamental, ya que está directamente relacionado con la HTA intraoperatoria, que supone el mayor factor de riesgo de hemorragia intracerebral

A todos los pacientes a los que se les realiza la cirugía o una parte de ella, despiertos se les debe explicar convenientemente el proceso, lo que se pretende de ellos y como serán sus condiciones en el quirófano (la colocación, las sensaciones) para disminuir el nivel de ansiedad pre y sobre todo intraoperatoria.

Intraoperatorio:
Los objetivos del manejo anestésico durante la implantación de los electrodos son proporcionar las mejores condiciones quirúrgicas posibles y el confort del paciente, facilitando la monitorización intraoperatoria y detectando y tratando rápidamente las complicaciones que puedan ir surgiendo.

La anestesia general disminuye la tasa de disparo de los núcleos profundos e interfiere con la evaluación de los beneficios clínicos porque suprime la mejora de la rigidez y los temblores en la ECP. Además los pacientes no pueden informar al equipo quirúrgico si sienten parestesias o alguna actividad motora anormal durante la estimulación de estructuras adyacentes.

En casi toda la literatura, y en el protocolo del hospital se realiza alternando 1) sedación ligera para la colocación del casco y la realización de las técnicas de imagen, 2) sedación profunda para la realización del trépano, 3) conciencia absoluta para la inserción de los microelectrodos y 4) anestesia general para la colocación subcutánea de la petaca de la batería y los cables en el cuello y en el espacio suprapectoral. 

A continuación se describen con más detalles todas estas fases:

1) La primera parte de la cirugía se realiza en la mayoría de los pacientes con anestesia local y sedación consciente, evitando el uso de benzodiacepinas. Se realizan infiltraciones subcutáneas del cuero cabelludo en los sitios donde se insertan los spines del marco y donde se realizara el trépano. El bloqueo de los nervios supraorbitarios y los occipitales mayores son también una alternativa ya que parece que producen menor dolor durante la infiltración y disminuyen el dolor postoperatorio.

El paciente es llevado a las salas de neuroimagen.

Una vez de vuelta en quirófano se asegura la posición más cómoda posible del paciente para proporcionar su mayor tolerancia y cooperación. La cabeza y el cuello deben tener cierto grado de flexión cervical y extensión en la unión atloaxoidea, para poder facilitar una via aérea emergente. Las piernas deben colocarse flexionadas. Los pacientes con apnea de sueño podrían requerir CPAP intraoperatorio. Se deberá tener atención a la temperatura, el dolor que pueda surgir y a prevenir las complicaciones trombóticas con medias y botas neumáticas.

Se realiza una monitorización estándar, a la que se le puede añadir monitorización de CO2 a través de gafas nasales y de los movimientos de la pared torácica. La ausencia de sondaje urinario puede aumentar la confortabilidad del paciente, pero es importante monitorizar la fluidoterapia y tender a ser ligeramente restrictivos. La canalización de arteria radial no es imprescindible, pero si se realiza se hará en el brazo contrario al que va a ser usado para monitorizar los movimientos del paciente (es decir, se monitorizara el lado de la cirugía). Via central tampoco es mandatoria a no ser que se requiera por la comorbilidad del paciente. Se administra una dosis de cefazolina 2 g 30 minutos antes de la incisión. La colocación de sonda urinaria puede ser evitada por conllevar un mayor discomfort en el paciente despierto, pero de ser así se debe ser ligeramente restrictivo con la fluidoterapia.

El mantenimiento de la estabilidad hemodinámica es fundamental en estos pacientes, siendo además de especial difícil control por la disautonomía que conlleva la mayoría de estas enfermedades, las cuales pueden de manera repentina producir respuestas exageradas. El control exhaustivo de la TA, especialmente la sistólica es fundamental sobre todo en la fase de inserción de los electrodos.

2) En la mayoría de los centros para proporcional la mayor comodidad del paciente durante el trépano se realiza con sedación profunda, hasta una media hora antes de que la monitorización neurofisiológica  comience.

El agente ideal debería no tener efecto o tenerlo reversible en la actividad subcortical para permitir el registro sin artefactos ni interferencias y permitir la evaluación clínica del paciente. Las áreas cerebrales subcorticales son extremadamente sensibles a medicación Gabaérgicos.

Las drogas que más se usan son remifentanilo, midazolam, propofol, dexmedetomidina

AGENTES
VENTAJAS
DESVENTAJAS
Agonistas GABA
·        BDZ





·        Propofol


Ansiolisis





Ampliamente usado
Vida media corta
Perfil de emergencia predecible


Abole el registro de microelectrodos
Induce disquinesia
Altera el umbral de estimulación
Pueden producir agitación paradójica

Abole temblores
Atenúa el registro
Altera umbral de registro
Modelo farmacocinético diferente en pacientes con Parkinson (pueden requerir menores dosis)
Induce disquinesia
Puede producir estornudos
OPIOIDES
·        Fentanilo
·        Remifentanilo

Mínimo efecto sobre registro
Acción corta

Puede producir rigidez
Suprime los temblores
Aumenta la bradicinesia
α2 Agonistas
·        Dexmedetomidina

Efecto no Gabaérgicos
Menor efecto sobre registro
Efecto ansiolítico y analgésico
Sedación
Podría usarse durante toda la cirugía porque no altera los síntomas del Parkinson
Mantiene estabilidad hemodinámica
Preserva el estímulo respiratorio

A altas dosis se suprime el registro
Puede producir hipotensión y bradicardia
Efecto lento en pc.
Aumento el riesgo de agitación a altas dosis

La dexmedetomidina a dosis bajas (0,3-0,6 mcg/kg/h) puede ser la mejor opción porque su mecanismo de acción no es mediado por GABA, sino por activación de los receptores alfa adrenérgicos en el locus cerúleos por lo que no interfiere en la neuroestimulación. Por esto, por producir mínima depresión respiratoria, por proporcionar mayor estabilidad hemodinámica, y por sus propiedades analgésicas puede ser el agente de elección. Además no amortiguan los síntomas del Parkinson y la ansiolisis puede ser proporcionada sin alterar el registro. Generalmente se prefiere evitar la dosis de carga para evitar la HTA que se produce el bolo. La hipotensión que produce la perfusión pude ser magnificada en pacientes con Parkinson. Se debe tener en cuenta el efecto de rebote de la TA al suspender la perfusión.

El propofol es ampliamente usado en PC solo o en combinación con opioides. Se sabe que produce disquinesia y abolición del temblor del Parkinson. Puede producir confusión, alucinaciones, desinhibición en ancianos. Tiene como efecto beneficioso su rápido inicio de acción y su corta duración.

Los opioides de corta duración son comúnmente usados como analgésicos por sus escasos efectos sobre el registro neurofisiológico. Se debe tener especial cuidado con el empeoramiento de la rigidez en estos pacientes.

3) La sedación debe detenerse con suficiente tiempo (15-30 min) para tener óptimas condiciones en los test de estimulación y para ello tienen que ser agentes de vida media corta.

En algunos estudios se ha visto que manteniendo una sedación un BIS mayor de 80 no se altera el registro, mientras que BIS inferior a 80 lo suprimen.

Durante toda la fase con el paciente despierto se debe mantener comunicación frecuente con el paciente motivándolo e intentando proporcionar el mayor confort.

4) La anestesia general podría aumentar la tolerabilidad de la cirugía en algunos pacientes que no cooperarían con la cirugía y aumentar así la cantidad de pacientes que se beneficiarían de la técnica. Se suele reservar para grupos específicos que tienen miedo irracional a la cirugía despierto, a los que tienen movimientos off-drug incontrolables, y aquellos con dolor crónico severo, distonía o coreoatetosis severa. También en la población infantil.

El mapeo y los test de estimulación son más difíciles de analizar con anestesia general, sin embargo hay un estudio con anestesia general mediante desflurano con buenos resultados. Otro tiene resultados positivos con anestesia general a nivel coste-efectividad.

Se puede realizar con IOT o ML aunque en la literatura recomiendan TET por la intensa manipulación de cabeza y cuello durante la inserción de los cables.

Complicaciones intraoperatorias:
En total, las complicaciones intraoperatorias ocurren entre un 12 y un 16 % de los pacientes.

- Las complicaciones respiratorias son las más preocupantes (ocurren entre 1,6-2,2% de los pacientes) En el paciente despierto pueden deberse a exceso de sedación o a eventos intracraneales como hemorragia, convulsiones que produzcan un descenso del nivel de conciencia. El equipo de vía aérea difícil debe estar preparado ya que instrumentarla con un marco estereotáctico puede ser un gran reto. Quitarlo puede llevar tiempo, por lo que lo más rápido puede que sea usar una mascarilla laríngea. Otras complicaciones respiratorias son las relacionadas con la propia enfermedad: disfunción respiratoria restrictiva, debilidad musculatura accesoria respiratoria, obstrucción de vía aérea superior por la misma colocación de la cabeza, disartria y apnea del sueño.

- Las complicaciones cardiovasculares pueden ser devastadoras. HTA se asocia a un mayor riesgo de hemorragia intracerebral. Esto puede ser más problemático en pacientes despiertos, que están nerviosos y ansiosos. Por ellos la TA debe ser controlada antes de introducir los electrodos. Con frecuencia se requiere usar fármacos antihipertensivos. Algunos autores recomiendan evitar betabloqueantes por la disminución del temblor, que pueden enmascarar los síntomas del Parkinson) por lo que serían de elección urapidilo o nitroglicerina. La TA óptima no está bien definida, unos usan el objetivo de TAS < 140 mmHg, o un 20% menos que la habitual del paciente. La hemorragia intracraneal sucede entre un 0,6 - 3,3% de los pacientes. Se sospecha cuando hay un cambio brusco del nivel de conciencia o un déficit neurológico focal. El TAC o la RNM confirmarán el diagnóstico.
La medicación antiparkinsoniana puede producir hipotensión ortostática que se agrava con los fármacos anestésicos, la hipovolemia perioperatoria y la disfunción autonómica. Si es necesario se administrarán efedrina o fenilefrina.

- Las complicaciones neurológicas pueden ocurrir durante o después del proceso. Los déficits focales como debilidad de miembros o confusión pueden no necesitar intervención sobre ellos por nuestra parte. Las convulsiones se producen en un 0,8 - 4,5% de los casos y con frecuencia se dan durante la estimulación. Éstas suelen ser autolimitadas y focales por lo que la mayoría no requieren tratamiento. Pequeñas dosis de propofol o midazolam suelen ser suficiente y permiten proseguir con la cirugía. Un brusco descenso del nivel de conciencia o daño neurológico requerirá tratamiento más agresivo y rápido.

- Otras complicaciones menos frecuentes incluyen el embolismo aéreo, aumentado en la posición semisentada y las condiciones hipovolémicas del paciente. Durante el trépano un acceso de tos del paciente puede ser un signo de embolismo aéreo. Otros signos son hipotensión e hipoxia inexplicable.


Postoperatorio
Es fundamental la vigilancia de las complicaciones en reanimación. Vigilancia neurológica, control de TA, atención al estado respiratorio y el adecuado y precoz tratamiento de las náuseas y vómitos y del dolor. Se debe reintroducir el tratamiento antiparkinsoniano tan pronto como se inicie la tolerancia oral

A nivel postoperatorio se derivan en su mayor parte de la morbilidad previa del paciente (broncoaspiración, hipotensión…) y del riesgo de hemorragia intraparenquimatosa tras la manipulación del tejido cerebral. Es más frecuente en procedimientos bilaterales. El retraso en su diagnóstico puede conllevar consecuencias fatales. La mortalidad es de 0,4 % y morbilidad transitoria de 0,6%. La morbilidad permanente del 1%.

Hemorragia cerebral
Es la complicación más temida en el postoperatorio, cursando con una morbilidad importante e incluso la potencial muerte del paciente. Puede ser intracerebral, intraventricular, subdural, subaracnoidea y epidural.

El delirio postoperatorio puede ocurrir tras la inserción de los electrodos. Su manejo implica analizar posibles causas (infección urinaria, hemorragia, medicación etc.) el tratamiento se realiza con bloqueadores selectivos de la dopamina (clozapina, quetiapina) mejor que los no selectivos (olanzapina, haloperidol)

Protocolo Fast-Track

La estancia de 24 horas en una unidad de recuperación post-anestésica es una estrategia común tras la cirugía de estimulación profunda. Según los últimos estudios, la mayoría de los eventos postoperatorios se producen en las primeras 6h, por lo que es seguro y rentable tener protocolos Fast-Track, en los que los pacientes sean dados de alta a planta de modo precoz.


Ana Carmona Bonet

domingo, 15 de octubre de 2017

Manejo perioperatorio de la enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico y progresivo que se manifiesta por la combinación variable de temblor de reposo, rigidez, bradicinesia y una alteración característica de la marcha y la postura.

Fisiopatología:
Pérdida progresiva de neuronas productoras de dopamina localizadas en la sustancia negra compacta,  produciendo un desbalance entre la inhibición dopaminérgica y la excitación colinérgica, lo cual aumenta la producción de GABA por el núcleo estriado produciendo inhibición excesiva del tálamo, los núcleos de la base y suprime así el sistema cortical motor produciendo aquinesia, rigidez, temblor.



Manejo perioperatorio:
En los últimos años se ha producido un aumento del número de pacientes con Parkinson a los que se interviene quirúrgicamente. Por las alteraciones típicas que produce la enfermedad y la complejidad del tratamiento farmacológico se debe tener unas consideraciones especiales.

Los tipos de cirugías que más se practican son la oftalmológica la ortopédica y la urológica. La suspensión brusca de algunos fármacos puede provocar la reaparición de la patología de base, o bien, el síndrome de retirada. En estos casos al estrés de la cirugía se le añade el malestar de su patología  sin su soporte farmacológico habitual. Esto puede  dificultar la realización de cualquier intervención quirúrgica empeorando el estado basal del paciente quedando sometido a más riesgos de los habituales.

La suspensión brusca de la medicación puede producir:
- Crisis de acinesia con problemas respiratorios
- Síndrome de hiperpirexia-parkinsonismo, indistinguible del Sd Neuroléptico maligno (rigidez, hiperpirexia, disautonomía y aumento de C) Es poco frecuente y se suele producir tras varios días de suspensión de levodopa.

¿Qué hago con el tratamiento habitual?

Mantener y administrar la mañana de la cirugía:
- Levodopa oral: Aunque la vida media de la levodopa es breve, de alrededor de 90 min, su efecto puede durar varias horas lo que facilita la movilidad perioperatoria.
- Agonistas Dopaminérgicos (pramipexol, ropinirol, rotigotina): Rotigotina, se administra en  parches y debe continuarse durante todo el postoperatorio.
- Amantadina  e inhibidores de la COMT se pueden continuar hasta la cirugía.
- Betabloqueantes, agonistas adrenérgicos, antidepresivos tricíclicos, benzodeacepinas, y antiepilépticos.

Suspender antes de la cirugía:
- Inhibidores de la MAO (selegilina y rasagilina) se recomienda suspender 3 semanas antes d la cirugía ya que su asociación con otros fármacos puede precipitar síndrome serotoninérgico.
- Anticolinérgicos (cada vez más en desuso) Se deben suspender antes porque pueden precipitar un síndrome confusional en interfieren con varios fármacos.



Consideraciones anestésicas asociadas al Parkinson
- Motoras: Por exceso de movimiento como el temblor y discinesias; por defecto de movimiento bradicinesia, rigidez que en ocasiones de stress como en el perioperatorio puede ocasionar completa inmovilidad. La acinesia puede agravar las complicaciones respiratorias y acarrear problemas trombóticos, flebitis, úlceras por presión
- Inestabilidad hemodinámica (hipovolemia, hipotensión ortostática, disfunción autonómica)
Disfunción faríngea y laríngea: Riesgo aumentado de neumonía aspirativa y laringoespasmo
- Respiratorio: Patrón pulmonar restrictivo (rigidez torácica)  y tos débil. Además aumento de secreciones y dificultas para movilizarlas
- Disfagia y mal estado nutricional (anemia, hipoalbuminemia)
- Alteraciones digestivas: sialorrea, la disfagia y la alteración de la motilidad esofágica contribuyen a aumentar el riesgo de neumonía aspirativa. Los pacientes intervenidos pueden presentar estreñimiento, retraso en el vaciado gástrico e íleo paralitico
- Alteraciones urinarias: Destaca el síndrome cistocerebral, entendido como el síndrome confusional que se produce como consecuencia de la retención aguda de orina.
- Deformidades esqueléticas, contracturas que acaban produciendo rigidez dificultaran la postura en quirófano.
- Depresión, demencia, dificultad para comunicarse son problemas frecuentemente asociados al Parkinson (mala cooperación durante la cirugía y en el postoperatorio)

Manejo del neuroestimulador
Cada vez con mayor frecuencia se intervienen pacientes a los que previamente se les ha implantado un estimulador cerebral profundo. La mayoría de los cuidados son similares a los que requieren los pacientes con marcapasos. Se debe identificar el dispositivo y la gravedad de la enfermedad del paciente cuando éste se apague. Si los síntomas son muy graves se debe introducir medicación oral antes de apagar el dispositivo el día anterior a la cirugía.
El dispositivo puede artefactar e interferir con el EKG.
El electrocauterio tiene el potencial de quemar tejido neurológico alrededor del estimulador o de alterar la programación del dispositivo. Apagándolo se disminuye el daño por eso se recomienda. El uso de bisturí eléctrico bipolar es más seguro. Si el monopolar es absolutamente necesario la toma de tierra se debe ponerlo más lejos posible del generador, y usar ráfagas discontinuas irregulares y a bajas potencia.
No se ha podido establecer la seguridad del uso de desfibriladores internos ni externos. Si se requiere, se debería poner las palas lo más lejos posible del generador y programar la energía menor posible. Después se deberá recomprobar la función y programación del dispositivo.
La terapia electroconvulsiva, la radiofrecuencia para neuroablación y la estimulacion nerviosa periférica parecen técnicas seguras si se apaga el generador previo a realizarlas.
La realización de RNM es necesaria para muchos de estos pacientes. Puede producir elevación de la temperatura de los electrodos, lo que conlleva daño neurológico, así como reprogramación del dispositivo. Generalmente la RMN es posible mientras el fabricante lo permita y el tiempo de la prueba sea minimizado.

Manejo intraoperatorio:
El anestésico de elección es el propofol
Los anestésicos inhalatorios tienen complejos efectos sobre la dopamina cerebral. Debe evitarse absolutamente el halotano que sensibiliza a la acción catecolaminérgica al corazón. Otros como el iso o el sevoflurano aunque son menos arritmogénicos pueden producir hipotensión grave en pacientes con disautonomía como los parkinsonianos
Los relajantes son seguros, siendo de elección el rocuronio

Las fenotiazinas y butirofenonas, como el droperidol exacerban la sintomatología. Metoclopramida puede producir con frecuencia efectos extrapiramidales, por lo que todos estos fármacos están CONTRAINDICADOS.

En caso de NVPO es de elección el ondansetron y la dexametasona
No se debe usar tampoco fármacos serotoninérgicos. La meperidina junto con selegilina o IMAOS pueden desencadenar síndrome serotoninérgico con hiperpirexia, temblor, taquicardia y rigidez. Como se ha comentado, deben suspenderse los IMAOS al menos 3 semanas antes de la cirugía.
Se debe diferenciar el dolor del procedimiento quirúrgico del producido por la misma rigidez del Parkinson. El mejor tratamiento para el dolor genuinamente parkinsoniano es el propio tratamiento dopaminérgico. Los opiáceos pueden utilizarse aunque con cautela porque la incidencia de rigidez es mayor en estos pacientes.

Manejo postoperatorio
Se debe reintroducir su medicación tan pronto como el paciente tolere.
Levodopa tan pronto como sea posible, si es necesario a través de SNG.
El parche de Rotigotina es una buena opción postoperatoria para los pacientes que deban mantener una dieta absoluta estricta  Es eficaz y de fácil administración.

En pacientes que requieran estar intubados y sedados no se precisa ninguna medicación habitual. Cuando comience a despertarse el proceder sería similar al referido para dieta absoluta.

Ana Carmona Bonet

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miércoles, 9 de agosto de 2017

Monitorización del gasto cardiaco (MostCare Up)

MONITOR DE GC MOSTCARE
Permite la monitorización constante y continúa, en tiempo real de las variaciones hemodinámicas del paciente, mediante el análisis de la morfología de la onda de presión arterial, latido a latido.
La forma de la onda de presión arterial es el resultado de un complejo equilibrio que depende del acoplamiento de la función cardíaca con el sistema vascular y su interacción con el sistema respiratorio.

¿CÓMO FUNCIONA EL MOSTCARE?
Es un monitor de GC mínimamente invasivo, que utiliza el método PRAM (Pressure Recording Analytical Method) para el análisis del contorno de onda de PA. Es el único que deriva el gasto cardíaco exclusivamente de la curva de presión arterial, sin ningún tipo de calibración.
Requiere una línea arterial invasiva, central o periférica, para la estimación del gasto cardiaco. La más habitual es la arteria radial, aunque en situaciones de shock con hipotensión arterial y pulsos débiles, puede ser preferible la arteria femoral. Para la correcta interpretación de los parámetros hemodinámicos, la onda arterial debe tener una correcta morfología.

No precisa ningún fungible asociado exclusivo, siendo compatible con una amplia mayoría de transductores de presión. En cada fase del ciclo cardiaco, se identifican puntos específicos (puntos de inestabilidad) caracterizados por modificaciones en la velocidad y la aceleración en relación con el punto anterior y posterior. Todos estos puntos de inestabilidad, causados principalmente por ondas reflejadas procedentes de la periferia (ondas de marcha hacia atrás), dan al pulso arterial su perfil específico, el cual es analizado para la estimación de la impedancia vascular. La capacidad de actualizar la impedancia vascular durante cada latido cardiaco hace que el sistema sea extremadamente sensible a los cambios abruptos en la impedancia (por ejemplo, cambios en el tono vascular).

MostCare analiza el punto dícroto de la onda de presión arterial que es el punto que discrimina el paso de sístole a diástole. El área debajo de la porción sistólica de la onda de presión arterial se corresponde y es proporcional al volumen sistólico. El producto del volumen sistólico por la frecuencia cardiaca permitirá la obtención del gasto cardiaco latido a latido. La ausencia de artefactos y la identificación del punto dícroto son claves para una correcta estimación del gasto cardiaco.

Punto dícroto de la onda de pulso


Se consideran el componente pulsátil y el componente continuo de la onda de presión sistólica.


De forma  que:
   - Cada paciente es evaluado individualmente.
   - La Z (t) depende sólo del paciente en cuestión y se mide latido a latido.
   - Analiza la curva de pulso arterial con una precisión de 1000Hz. Esta alta frecuencia permite dibujar una curva muy exacta.
   - Esta exactitud permite situar con precisión el momento del cierre de la válvula aórtica: la incisura dicróta. Ubicar con precisión esta incisura es fundamental para efectuar un cálculo veraz del Área Sistólica que existe debajo de la curva.
   - El cálculo exacto y preciso de la incisura es lo que permite al MostCare dar una información latido a latido.

El método PRAM no requiere calibración externa o normalización antropométrica. Por lo tanto, MostCare Up se puede utilizar fácilmente en cualquier paciente que requiere la monitorización hemodinámica continua u ocasional. Específicamente, durante inestabilidad hemodinámica o en presencia de variaciones clínicas agudas en pacientes de alto riesgo.

Localización del punto dícroto en múltiples escenarios hemodinámicos


¿QUÉ PARÁMETROS MONITORIZA?
Mediante la monitorización constante de estos parámetros permite:
   - Estimación de precarga y GC.
   - Fluidoterapia guiada por objetivos.
   - Predicción de respuesta a volumen.
   - Medida de resistencias y tono vascular.
   - Evaluación de la eficacia y función cardiaca



Las RVS deben interpretarse con precaución ya que son un valor calculado y por tanto en función del GC de cada paciente. La contractilidad se valora de forma indirecta mediante variables como el dP/dT que debe estar entre 0,8 y 1,7.

MostCare no permite una valoración directa de la contractilidad miocárdica, aunque permite una estimación de la misma mediante el dP/dT y el CCE. El dP/dT es una medida dinámica que representa la elastancia ventricular al final de la sístole.  Refleja la contracción de la fibra cardiaca independientemente de la precarga. Es recomendable realizar una ecocardiografía a pie de cama y estimar de forma subjetiva la contractilidad.

La Eficiencia del Ciclo Cardíaco (CCE) es un valor de rendimiento cardiaco que estima las condiciones de trabajo del miocardio. Refleja la energía consumida por el miocardio  para mantener un VS, poniendo de manifiesto la eficacia del acoplamiento ventrículo arterial, Así CCE con valores negativos expresa un desequilibrio en la relación trabajo - consumo de energía miocárdica. Valores claramente negativos indican un desbalance en el rendimiento cardiaco.

Carmen Vallejo Lantero

miércoles, 12 de julio de 2017

Identificación preoperatoria del paciente quirúrgico de alto riesgo

Sesión realizada por: Antonio Planas Roca

Se define cómo cirugía mayor aquella que precisa al menos 24 horas de ingreso hospitalario. Hoy en día a nivel mundial se realizan aproximadamente 100 millones de cirugías mayores al año. De esas 1 millón se realiza en España.

El estudio EUSOS de 2012 demostró que la mortalidad por cualquier causa en los 30 días posteriores a una cirugía mayor no cardiaca es del 4%. Lo que implica que en el mundo  cada año 4 millones de personas fallecen en los primeros 30 días posteriores a una cirugía mayor. En España esta cifra es de alrededor de 40.000 personas.

En la última década el número de intervenciones quirúrgicas han aumentado un 17%, además la complejidad de los pacientes que se intervienen también ha aumentado. Este crecimiento no parece que se vaya a detener, es decir, en el futuro cada vez más personas pasarán por un quirófano y cada vez pacientes de mayor edad y con más comorbilidad.

Si comparamos esto números con los accidentes de carretera, en 2015 el número de víctimas fatales en España fue de 1.126. Esta cifra ha descendido sensiblemente desde el récord de 5.940 fallecidos en el año 1989, gracias a la campaña de prevención y concienciación por parte del Gobierno.

Es hora de tomar conciencia de la mortalidad asociada a la cirugía mayor, y para hacerlo es imprescindible reconocer a los pacientes con más riesgo.

Las guías europeas de 2014 del paciente cardiológico que se interviene de cirugía no cardiaca, estiman que hasta un 45% la mortalidad perioperatoria se debe a complicaciones cardiovasculares, en pacientes con historia de cardiopatía isquémica y/o disfunción ventricular izquierda o que presentan estas comorbilidades de forma asintomática, y que se les realiza procedimientos que generan estrés hemodinámico y cardiaco.

Nuestro objetivo actual y a futuro debe ser el poder identificar a estos pacientes de alto riesgo y realizar optimización perioperatoria multidisciplinar entre anestesiólogos, cirujanos, cardiólogos, internistas y geriatras con el objetivo de disminuir la morbimortalidad de este grupo.

A día de hoy la herramienta más usada y estudiada para la detección del paciente cardiológico es el " Revised Cardiac Risk Index" o "Índice de Lee" (ver tabla) el cual mediante 5 preguntas + el tipo de cirugía obtiene un número entre 0 y 6, denominando a un paciente de alto riesgo aquel que tiene 2 o más puntos. En las guías europeas de 2014 comentadas arriba su uso tiene una recomendación IB.

Índice revisado de Lee
1. Enfermedad coronaria isquémica: Infarto previo, angina de pecho en la actualidad, tratamiento con nitratos, prueba de esfuerzo positiva. (Pacientes con stent o bypass sin infarto previo y actualmente asintomáticos, no entran en esta categoría)
2. Insuficiencia cardiaca congestiva
3. Enfermedad cerebrovascular (Ictus o AIT)
4. DM insulinodependiente
5. Enfermedad renal crónica (creatinina > 2 mg/dl o aclaramiento < 60 ml/min/1.73 m2)
6. Cirugía de alto riesgo cardiaco (> 5% de probabilidad de complicaciones cardiovasculares)
Riesgo de muerte cardiaca, infarto de miocardio no fatal y parada cardiaca no fatal:
0 puntos = 0,4%, 1 punto = 0,9%, 2 puntos = 6,6%, ≥3 puntos = > 11%

Otra herramienta que va ganando adeptos para reconocer a los pacientes de alto riesgo es la cuantificación perioperatoria del NT-proBNP, cómo marcador de la función del ventrículo izquierdo.

En 2016 C. Álvarez y cols. Publica un estudio de cohortes realizado en nuestro Hospital donde relacionan los valores postoperatorios de NT-proBNP con la mortalidad en cirugía mayor no cardiaca, encontrando que la mortalidad a 30 días era de 0,6% cuando el NT-proBNP era menor de 300 pg/ml, del 3,8% cuando se encontraba entre 300-1000 pg/ml y del 13,2% cuando era mayor de 1000 pg/ml. Además al compararlo con el índice de Lee, encontraron que NT-proBNP era mejor predictor de la aparición de complicaciones cardiovasculares.

Aunque las guías de de 2014 consideran que los biomarcadores (donde se incluye el NT-proBNP) pueden ser útiles para el pronóstico en pacientes con una capacidad funcional < 4 METS o con un índice de Lee > 1 en cirugía vascular y > 2 en cirugía no vascular, la recomendación que dan es débil (IIb-B).

Este año se han publicado las guías de la Sociedad cardiovascular Canadiense para el manejo perioperatorio del paciente cardiológico en cirugía no cardiaca. En ellas hacen una recomendación fuerte con moderado nivel de evidencia a favor de solicitar NT-proBNP para mejorar la estimación del riesgo cardiaco en pacientes:
   a) Mayores de 65 años
   b) Entre 45 y 65 años con enfermedad cardiovascular significativa
   c) Índice de Lee mayor igual a 1

Los biomarcadores como el NT-proBNP pueden ser una herramienta objetiva y coste efectiva para identificar a aquellos pacientes que tienen riesgo elevado de morbimortalidad cardiaca en el perioperatorio de cirugía mayor de manera de poder tomar medidas adecuadas en sus cuidados perioperatorios (de forma multidisciplinar) para disminuir esta morbimortalidad.

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miércoles, 28 de junio de 2017

Manual de infecciones perioperatorias 2º edición



Hace 5 años veía la luz la primera edición de este Manual, cuya idea surgió a raíz de un curso de infecciones para residentes de Anestesia y Reanimación realizado en 2011 en el Hospital de La Princesa.
Este Manual pretendía ser sencillo, divertido y motivador para el lector, con unos cuantos capítulos siguiendo la estructura de los talleres del curso, escritos por las personas que participaron en ellos como profesores, y los casos clínicos que allí se presentaron redactados por los residentes que los expusieron.

Durante estos cinco años ha habido grandes cambios que nos han llevado a retomar con ilusión el proyecto para una segunda edición:
-        la conciencia de la necesidad del abordaje multidisciplinar de la infección perioperatoria
-        el cambio en la aproximación a las mismas con la filosofía stewardship (corresponsabilidad; hacerse cargo de lo que directamente no es responsabilidad propia)
-        la necesidad imperiosa de todo un cambio cultural que implica una mejor gestión del conocimiento en el campo de la infección para todos los médicos participantes en su atención: anestesiólogos, cirujanos, intensivistas, internistas, médicos de urgencias, microbiólogos…

Por ello, aprovechando una nueva reunión para nuestros médicos residentes, surgió de manera natural el proyecto de esta segunda edición. En ella hemos participado más de 200 autores de todos los rincones de España dirigidos por los dos editores “alma máter” de este libro, el Dr. Fernando Ramasco y el Dr. Rafael González. Cada capítulo de este manual está impregnado de su ilusión y su voluntad por cambiar las cosas.
Fernando Ramasco y Rafael González
Hemos intentado incorporar todas las novedades surgidas en estos últimos años, que son muchas, coincidiendo en el tiempo con la aparición de cambios en la definición de la sepsis (Consenso Sepsis-3) así como en su tratamiento (Surviving Sepsis Campaign 2016) sin perder de vista la filosofía del Manual: una finalidad práctica y un espíritu crítico y docente.

Está dirigido, tanto al lector que se considera “novato”, para dotarle de unos conceptos claros y sencillos que le permitan reconocer y tratar a estos pacientes de manera precoz y óptima, como al lector considerado “experto”, incluyendo temas de actualización organización, gestión y reflexión.

El Manual está dividido en dos partes:
-           un apartado teórico en el que se presenta un completo manual de infección perioperatoria que abarca los aspectos anteriormente comentados y que cuenta con la inestimable colaboración de autores que no solo son especialistas en todos y cada uno de los campos que abarcan las enfermedades infecciosas, sino que también son extraordinarios docentes.
En esta parte se han introducido capítulos nuevos que tratan de cómo poder reconocer rápidamente a los pacientes, cómo exprimir las nuevas técnicas de diagnóstico, cómo utilizar conceptos de farmacocinética para hacer un mejor uso de los antibióticos, cómo prepararnos para usar adecuadamente los fármacos de nueva aparición o cómo poner en marcha iniciativas del tipo Código Sepsis.

-       un apartado de casos clínicos, totalmente nuevos para esta edición, que nos acercan a la realidad de nuestras unidades de una manera práctica, sencilla y palpable.

Ya en el primer capítulo, sólo leyendo su título: “Comienza de forma inteligente y luego…enfoca”, el lector puede hacerse una idea de cual es la filosofía en torno a la cual gira este Manual. Las infecciones perioperatorias graves cada vez tienen mayor grado de complejidad por el aumento del paciente pluripatológico, la presencia de gérmenes multirresistentes, nuevos antibióticos, combinaciones de éstos…que hacen imprescindible la aproximación inteligente e individualizada. A lo largo de cada capítulo intentaremos dotar al lector de las herramientas necesarias para saber en qué tipo de pacientes la estrategia “comienza de forma inteligente…” es la más adecuada (pacientes menos graves) y en cuales debemos optar por “golpea rápido y duro”, por su mayor gravedad y el elevado riesgo de muerte.

Y dado que estamos plenamente convencidos de que la optimización en el manejo del paciente séptico se basa en un abordaje multidisciplinar, en este libro contamos con la ayuda de múltiples especialidades: microbiología, análisis clínicos, cirugía general...entre otros, que nos acercan a sus técnicas de diagnóstico y tratamiento de estos pacientes, definiendo nuevas técnicas microbiológicas de diagnóstico rápido con las que obtener la identificación bacteriana en pocos minutos (“Microbiología aplicada: hacia el diagnóstico rápido mediante genómica y proteómica”), la importancia de los patrones de sensibilidad de cada hospital, el interés creciente de los biomarcadores tanto en el diagnóstico como en la estratificación de la gravedad del paciente y su utilidad en el desescalado de la terapia antibiótica (“Marcadores biológicos de infección”), la aplicación e implantación de programas del tipo “Código Sepsis” con el objetivo prioritario del reconocimiento, diagnóstico y tratamiento precoz del paciente séptico (“Aplicación práctica de un código sepsis: Código Sepsis Princesa”), intercalando capítulos con el mayor sentido práctico del manejo diario que nos ayudan a tomar decisiones y reflexionar de forma rápida e inteligente (“¿Qué debo saber para pautar correctamente el tratamiento antibiótico?: lo acertado, lo apropiado, lo adecuado y lo ajustado”, “Enseñanza de la antibioterapia al residente de anestesiología”) así como un sinfín de casos clínicos que nos ponen en un aprieto según avanzamos en su lectura y nos obligan a tomar decisiones como si estuviéramos a pie de cama. No damos más avances; el resto está en tus manos si hemos conseguido entusiasmarte con este pequeño resumen.

Queremos agradecer a todos los autores su participación en cada capítulo con el máximo interés y la mayor entrega de manera desinteresada. Gracias por vuestro tiempo, trabajo e ilusión.


Y por último el mensaje para ti, futuro lector, deseamos que el Manual sea de tu agrado, sea útil en tu práctica diaria y cumpla tus expectativas. Esperamos tu feedback para futuras ediciones.

jueves, 15 de junio de 2017

Anticoagulación en el paciente con enfermedad renal crónica (ERC)

La enfermedad renal crónica (ERC) es una entidad clínica que se asocia a:

1) Hemorragia: anemia, alteración plaquetaria
2) Hipercoagulabilidad: activación del factor tisular, aumento de viscosidad sanguínea, aumento de IL6, anticuerpos antifosfolípido, utilización de eritropoyetina (EPO) y tamoxifeno

Los anticoagulantes antivitamina K (AntiVitK), acenocumarol y warfarina,  incrementan el riesgo de sangrado en pacientes con ERC. Este riesgo va en relación con directa con la disminución de la Tasa de filtrado Glomerular (TFG), además la warfarina se ha asociado a un aumento de calcificación vascular de grandes vasos en pacientes con ERC, y a la progresión de la enfermedad renal.

Todo esto ha conducido a que en la actualidad los nefrólogos tiendan a no anticoagular o a retirar la anticoagulación de los pacientes con ERC + Fibrilación Auricular (FA) que toman AntiVitK debido a que el riesgo de complicaciones (sangrado) supera claramente el beneficio (reducción de eventos trombóticos).

Con respecto a la heparina de bajo peso molecular (HBPM), también se han asociado a riesgo elevado de sangrado incluso monitorizando niveles de anti-Xa, ya que en ERC se acumulan otros metabolitos activos no detectados por esta prueba, especialmente en pacientes con aclaramiento de creatinina (CrCl)  < 30 ml/min. Por otra parte no existe consenso entre las dosis recomendadas en el paciente con ERC, y se han observado casos de trombocitopenia inducida por heparina en esta población. La tinzaparina parece ser la HBPM más segura en lo pacientes con ERC.

Nuevos anticoagulantes orales (NACO) o anticoagulantes orales directos (ACOD):
Su uso en pacientes que van a ser intervenidos quirúrgicamente ha aumentado en los últimos años lo que hace que debamos estar muy familiarizados con ellos.

Ofrecen las siguientes ventajas:
- No precisan monitorización,
- Inicio rápido de acción,
- No interaccionan con alimentos,
- Son tan eficaces como los AntiVitK y a la vez parece que producen menor riesgo de hemorragia intracraneal

Desventajas:
La ERC produce un importante efecto en su farmacodinámico y farmacocinético. No se dispone de antídoto, aunque actualmente si existe antídoto para dabigatrán.

Excreción renal de los NACO:
- Dabigatrán (Pradaxa): > 80-85%
- Rivaroxabán (Xarelto): > 36%
- Apixabán (Eliquis): > 25%
- Edoxabán (Lixiana): > 35%

El dabigatrán no se debe utilizar en pacientes con ERC, ya que la acumulación del fármaco aumenta considerablemente el riesgo de sangrado. En paciente nefrópata el NACO más seguro es Apixabán.

En los metaanálisis que concluyen que no hay diferencia en el sangrado de los NACO comparado con antivitamina K hay que destacar que no se incluyeron pacientes con ClCr < 30 ml/min y que los estudios mezclaban los 3 NACO que como ya sabemos tienen excreciones renales diferentes.

La FDA contraindica Dabigatrán y Rivaroxabán con CrCl < 15 ml/min, mientras la agencia reguladora Canadiense es más conservadora y los contraindica con CrCl < 30 ml/min.

La experiencia con el uso de los NACO ha demostrado:
1) La incidencia de eventos hemorrágicos es mayor de lo esperado, sobre todo en poblaciones de riesgo como son los ancianos, los pacientes con ERC y pacientes en hemodiálisis (HD), en quienes las dosis parecen estar sobrestimadas.

2) Dabigatrán es un fármaco nefrotóxico: produciendo daño endotelial y obstrucción tubular por hematíes. Por esto se recomienda actualmente la monitorización renal de pacientes con dabigatrán:
- Antes de preescribirlo
- Cada 6 meses si el CrCl < 45 ml/min
- Al mes del cambio de cualquier dosis.

La tendencia actual en nefrología es a no anticoagular a pacientes en HD con FA, o a hacerlo solo en pacientes con alto riesgo de trombosis como aquellos con ictus previo.

¿Que hacemos con la terapia puente perioperatoria?
La evidencia actual sugiere que en pacientes anticoagulados por FA que van a ser intervenidos, la terapia puente con HBPM se asocia a mayor riesgo de hemorragia perioperatoria sin que haya diferencia en la aparición de fenómenos trombóticos. Por lo cual la recomendación va dirigida a suspender la anticoagulación de estos enfermos previo a la cirugía y reanudar una vez que el riesgo hemorrágico postoperatorio haya disminuido, sin realizar terapia puente con HBPM.

Conclusiones:

- No hay evidencia de mejor evolución en la prevención del ACV, en el tratamiento de la FA en pacientes con ERC y HD con el tratamiento con warfarina, pero si la hay de mayor riesgo de sangrado y de empeoramiento de la nefropatía.

- En el paciente con ERC las HBPM no se pueden monitorizar de manera confiable con Anti-Xa ya que se acumulan otros metabolitos activos no detectados con esta prueba.

- Alerta en el uso de los nuevos anticoagulantes en pacientes con ERC. Se debe monitorizar la función renal con su uso (antes y durante), por el riesgo de empeoramiento de la nefropatía. El dabigatrán no se debe usar en pacientes con ERC, Apixabán es la mejor opción en esta población.

- Se puede suspender la anticoagulación previo a la cirugía en pacientes con FA (no valvular) y no iniciar terapia puente sin aumento de fenómenos trombóticos.


Descarga artículo recomendado: Perioperative Bridging Anticoagulation in Patients with Atrial Fibrillation NEJM 2015