CMP 2014

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jueves, 23 de febrero de 2017

Manejo anestésico del código ictus

Las enfermedades cerebrovasculares suponen un problema socio-sanitario debido a su elevada prevalencia, discapacidad y alteración en la calidad de vida de las personas que lo sufren.

Este trastorno circulatorio cerebral puede alterar de manera transitoria o permanente el funcionamiento de una o varias partes de encéfalo, siendo el tiempo hasta la reinstauración de la circulación el principal factor pronóstico. En esto radica la importancia de implementar estrategias diagnóstico-terapéuticas que agilicen el proceso.

Se denomina CODIGO ICTUS al procedimiento de actuación sanitaria prehospitalaria basado en el reconocimiento precoz de los signos y síntomas del ictus de probable naturaleza isquémica, con la consiguiente priorización de cuidados y traslado inmediato por parte de los Servicios de Urgencia a un hospital con Unidad de Ictus de aquellos pacientes que, por sus condiciones clínicas, puedan beneficiarse de una terapia de reperfusión y de cuidados especiales en una unidad de ictus.

Para poder instaurarse la revascularización es necesario haber descartado por prueba de imagen que no se trata de un ictus hemorrágico, siendo la prueba diagnóstica de elección,  por su rapidez y mayor disponibilidad en todos los hospitales, la TAC craneal simple.

Las nuevas evidencias científicas demuestran el beneficio del tratamiento endovascular (en concreto, trombectomía mecánica con dispositivos de tipo stent recuperables), cuando se aplican a los pacientes con  oclusión de un gran vaso y llevan menos de 6 h desde el inicio de la clínica. Esto no significa que otros casos sean también subsidiarios de este tratamiento,  pero el grado de recomendación y nivel de evidencia científica de beneficio de estas maniobras es menor. 

Dada la eficacia demostrada de las fibrinólisis dentro de las 4,5 h, ésta debe ser el tratamiento inicial en todos los pacientes que cumplan criterios y no presenten contraindicación.

Con respecto al tipo de anestesia no se especifica en el protocolo del código ictus, solo se recomienda contar con un anestesista/intensivista. El procedimiento anestésico dependerá de la situación individual de cada paciente y será consensuado entre el neurólogo, el neurorradiólogo y el anestesista.

En el éxito de la reperfusión, no solo juega un papel importante el tiempo, sino también las condiciones hemodinámicas del paciente, de las que depende el área de penumbra para ser un tejido recuperable.  Aunque aún no se ha podido determinar la cifra exacta de tensión arterial (TA) óptima, sí se sabe que los pacientes se benefician más cuando su TA se mantienen en el límite alto de la normalidad antes de la reperfusión, tolerándose TA algo más bajas posreperfusión.

Dentro del apartado anterior, deberíamos considerar la normoventilación, pues tanto la hipercapnia, como la hipocapnia producen alteración en el diámetro de los vasos. Situaciones de hiperemia en el contexto de hipercapnia, favorecerán el edema y aumentaran el riesgo de sangrado y la isquemia se verá favorecida si existe vasoconstricción secundaria a hiperventilación.

Otras medida importante a tener en cuenta es poder evaluar los resultados clínicamente lo antes posible, para poder detectar complicaciones. Así que se intentará que sea lo más breve posible el tiempo que se mantenga a los pacientes sedados y en ventilación mecánica.

Más medidas como evitar la fiebre e hiperglucemia son importantes, así como mantener la homeostasis (Hb, iones, pH,….)


Para terminar resaltar la importancia de la comunicación y traspaso de información entre todos los profesionales  involucrados en este procedimiento.

Dra. Mª Gloria Hernández Arias. 

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